El aborto ilegal es la tercera causa de mortalidad materna, esto
significa que muchas mujeres mueren a consecuencia de abortos
practicados de modo clandestino y, por tanto, realizado en condiciones
insalubres y que suponen un alto riesgo para la vida de la mujer. El
embarazo es un estado que solo las mujeres podemos experimentar y, por
ende, sólo nosotras debemos tener derecho decidir la interrupción o no
de nuestro embarazo. Abortar de manera segura y confidencial en un país
donde el aborto es un delito sin excepción es un lujo que solo el dinero
puede costear ya que las opciones se reducen a viajar a cualquier lugar
donde esta práctica no esté penalizada, o pagarle a un médico privado
dispuesto a hacerlo.
Es una realidad que quienes pagan el verdadero costo de la
introducción del aborto en el código penal son las mujeres de escasos
recursos, las mujeres obreras y por tanto, tampoco se puede negar que la
penalización del aborto tiene efectos mucho más graves para ciertos
grupos de mujeres que para otros, en función de su clase social. La
decisión de una mujer de interrumpir un embarazo no deseado, decisión
que no supone la obligación de abortar a la mujer que no quiera hacerlo,
es un asunto que sólo le concierne a quien decide sobre su propio
cuerpo. Catalogar el aborto como un delito no ha conseguido convencer a
las mujeres que quieren interrumpir un embarazo. Cuando una mujer se
encuentra en una situación tan desesperada la pena establecida por el
Código Penal no la convence de no abortar, sólo la obliga a acudir a
procedimientos inseguros que ponen en peligro su vida. La penalización
del aborto no salva fetos, pero si mata mujeres.
Una de las grandes diferencias entre quienes defendemos la
despenalización del aborto y quienes se oponen a ella es que nosotras
respetamos la decisión individual, mientras que las otras quieren
imponer su posición a las demás.
En conclusión, la total penalización del aborto viola los derechos
fundamentales a la dignidad, a la igualdad, a la salud y a la integridad
de la mujer.
Las ricas se lo pagan, las pobres se desangran.
Algarada
Fotografías frente a la sede del PP en Tetuán: